En la línea del descanso sagrado mi teléfono ha pasado el fin de semana sin comunicaciones, y eso me provoca una sensación positiva de reencuentro y conexión. Espero que hayáis descansado y renovado energía en estos días, dentro de vuestros contextos individuales.
Durante estas semanas, en el retiro online que muchos seguís por una lista de whatsapp, os he estado compartiendo herramientas que se ocupan de dos cosas fundamentales:
Mover el cuerpo: para ello he mandado mis propuestas yogis y otros recursos de movimiento.
Equilibrar el sistema nervioso: a través de reflexiones, educación y prácticas guiadas, con las conferencias de expertos que os he recomendado y mis propios podcast.
No quiero engañaros con algo que considero incompleto, pero hasta ahora no he sabido cómo integrarlo. Estas dos cosas que he mencionado forman parte de una receta que podría ayudarnos a sanar o desarrollar mayor vitalidad, e incluso experimentar más felicidad y satisfacciones. Las comparto porque son herramientas que me han ayudado a mi, las he practicado y las conozco. Procuro no especular y uso la ciencia tanto como mi experiencia para seleccionar los contenidos. Igualmente, me oriento hacia las que yo entiendo mejor, y espero que vuestra búsqueda os dirija hacia lo que necesitáis.
Otra pieza clave
La verdad es que quería ir integrando poco a poco, y con mucha delicadeza, la pieza que aún no he añadido a lo que os comparto: la alimentación. Convertir el comer en medicina, y que esa medicina sea placentera, es un arte totalmente posible que nos pone del lado de nuestro cuerpo para procurarle, en la medida de nuestra posibilidades, los máximos niveles de energía y salud. Aún me sorprende que muchos médicos no incluyan en sus protocolos de curación y salud propuestas de alimentación que apoyen y aceleren la recuperación de sus pacientes. Lo que comemos afecta a cómo funciona el cerebro tanto que se ha demostrado que con cambios en la alimentación en las cárceles disminuyen los niveles de violencia, y en los colegios mejoran los resultados académicos y las relaciones entre los alumnos.
No hablo de cosas muy complicadas, y si las aprendiéramos en el colegio nos parecerían tan de sentido común como que dos más dos son cuatro. Tras muchas años estudiando diferentes corrientes de alimentación, procuro simplificarlo y que luego cada uno lo personalice según su interés, orientación, ética y necesidades. El principio fundamental es muy sencillo: fruta y verdura natural (fresca o cocinada) serían la base de la pirámide siendo el resto productos mínimamente procesados (por ejemplo la harina está más procesada que el grano). Yo sí soy partidaria de las grasas saludables en abundancia, pero hay quienes abogan por más cereales integrales y proteinas vegetales, y minimizar las grasas. Ambas opciones me parecen buenas, e incluso una intermedia me parece la mejor. ¿El secreto? Que no entren en casa cosas que no queréis que entren en vuestro cuerpo. Lo sé, sólo vais a poder comprar un 3% de los productos que hay en el supermercado ¿Y qué? Más fácil, menos dudas. Más tiempo para cocinar ¡y para bailar!
Con lo que comemos fabricamos nuestro cuerpo ¿quién quiere un cuerpo de patata frita o galleta de chocolate? (por muy ricas que estén ambas). Yo quiero tener piel de zanahoria, piernas de pepino, culito de remolacha, ovarios de aguacate y cerebro de nuez. Quiero parecerme lo máximo posible a la naturaleza, porque ella siempre parece adaptarse y conocerse a sí misma. Esto no quiere decir que tengo una salud perfecta siempre. Ni mucho menos. Pero consigo curarme siempre con esta receta de movimiento, regulación del sistema nervioso y alimentación. Lo cual significa que son herramientas poderosas y pueden funcionar como medicina. Tener un cuerpo implica unos derechos y placeres, y también unas obligaciones y deberes.. Así como sabemos que la calidad del aire que respiramos influye en nuestra vitalidad, la calidad de lo comemos es nuestra salud.
Esto que esbozo son pautas generales, y cuento con las excepciones. He estado muy feliz de que existan los medicamentos convencionales para asistir la muerte de mi padre, acompañar a amigos en dificultades y sostener las emergencias cuando se presentan. Sin embargo, debemos contar con algo sólido que manejemos nosotros para nuestra salud del día a día. Y podemos poner mucho de nuestra parte. Así como miramos en un contrato laboral las condiciones, y no firmaríamos sin asegurar nuestra integridad y la justicia en un acuerdo, es necesario que miremos los ingredientes de lo que comemos. Y luego ya decidimos si firmamos el acuerdo, pero informados.
Así como veo los medicamentos imprescindibles para algunos casos, considero sagrado e innegociable el uso de la alimentación como medicina preventiva, curativa y poderosa. Esto no me da superioridad respecto a nadie, y menos respecto a la naturaleza, pero significa que participo y establezco relación con mi cuerpo. La paz de las cosas bien hechas nos permite disfrutarlas mientras duren. Así, cuando el cuerpo falla, sólo cargo con tener que mejorarme, y no con la culpa de no haberlo tratado con amor. Para mi, comer conscientemente,, es una cuestión de amor hacia mí misma y los que me rodean; ell tiempo y el dinero mejor invertidos. En el colegio me llamaban Mrs. Alfalfa, así que sé lo que es sentirse diferente. Según pasan los años, veo que ser diferente puede a veces tener sus beneficios. No debe nunca preocuparnos si encajamos o no, debe ocuparnos qué sentimos y qué queremos hacer.
Mis médicos y libros favoritos
Como hay muchas tendencias en la salud y la alimentación suelo investigar y probar en mí misma. Hay dos médicos que son mi referencia para estas cuestiones en este momento. Ambos han hecho mucha investigación y por eso sus propuestas me interesan, porque no son sólo sus opiniones. Ambos representan lo que se llama Medicina Funcional, o “life-style medicine”.
A pesar de mis esfuerzos no he encontrado contenido suyo de calidad en castellano. Hay algunos libros traducidos pero no son los que os propongo aquí. Estos dos médicos discrepan en el área del consumo de grasas saludables, pero ambos proponen programas muy parecidos que incluyen la alimentación, el movimiento y la meditación.
Para los que leéis ingles con comodidad por favor investigad estos dos libros:
1. Undo it! del Dr. Dean Ornish
2. Food fix del Dr. Mark Hyman
Integrar sin brusquedad
Ya que he de seguir buscando contenido en castellano que me guste, os propongo aquí una manera muy fácil de aumentar el consumo de frescos en el día, sin tener que hacer cambios bruscos en vuestros hábitos.
Mi propuesta es que integréis dos batidos en el día. Uno de ellos podéis tomarlo por la mañana, entre media y una hora antes de desayunar. El otro puede sustituir a la merienda. Os hago dos propuestas muy sencillas con cosas que hay en casi todas las casas y que son my fáciles de conseguir, sin superalimentos añadidos ni productos procesados. Se pueden batir con una batidora de vaso o con la manual.
Dos batidos de salud
Propuesta para la mañana: Batido de espinaca, manzana, arándano, limón y jengibre.
Cantidades aproximadas que uso por persona:
Una manzana
6 arándanos
Zumo de medio limón (o menos)
Trocito de jengibre al gusto
Un puñado de espinacas frescas (o kale, o ambas)
Añadir agua al gusto (no usar leches ni yogures, pretende ser un jugo con fibra)
Para la tarde: Batido de almendras, platano, frambuesa, aguacate y polen.
Cantidades aproximadas que uso por persona:
10 almendras peladas (las pongo en remojo por la mañana, pero pueden ser 10 minutos antes si se os olvida)
Medio plátano
4 frambuesas
1/2 aguacate
Una cucharadita de polen (opcional)
Agua al gusto (las almendras y el plátano hacen su propia leche)
Bizcocho easy y healthy
Si os sentís dulzones, os mando una receta de bizcocho que me gusta mucho. No es apta para veganos pero no tiene gluten ni lácteos, podéis usar cualquier harina que os siente bien (yo uso la de sarraceno porque junto con la de arroz es la que más digestiva me parece). Yo pongo sirope de flor de coco en vez de miel, y cambio el aceite de oliva parcialmente por aceite de girasol prensado en frío (¡no vale refinado!).
Aquí está la receta: Pastel de zanahoria y nueces
Os dejo la foto de cómo tomamos este bizcocho ayer, acompañado de yogur vegano de coco y polen.
Pretensiones
Con este artículo sólo pretendo inspiraros. Para profundizar hay que estudiar, curiosear y probar en uno mismo para saber y conocer el propio cuerpo. Nuestros gustos y necesidades cambian con la edad, también hay que estar atentos a eso. Y, por supuesto, nada de esto nos dará la vida eterna, pero nos ayudará a quitar, quizás, la eterna duda.
Os deseo un saludable Lunes.